domingo, mayo 14, 2006

Historia de la Sopa

¿Cuándo conoció la sopa el hombre primitivo? Sin duda en cuanto poseyó el dominio del fuego y se dio cuenta de que las duras carnes que obtenía por medio de la caza se ablandaban y adquirían mejor sabor al cocerlas con agua y diversas hierbas.
Cuando el hombre bebió con agrado este caldo, la sopa se incorporó a la civilización para no desaparecer jamás. Ollas y pucheros atestiguaron desde ese entonces el hábito ininterrumpido de preparar y tomar sopas en todos los pueblos.

La Biblia nos cuenta que los Hebreos en Egipto preparaban suculentos caldos y refiriéndose a Gedeón, nos dice: "mató un cordero, puso su carne en una olla e hizo caldo".Los atenienses gustaban de la sopa. Aspasia, la bella griega esposa de Pericles, se alimentaba de consomé de ave. La tradición también nos cuenta que el Rey Harthy mandó colocar un caldero de sopa en la Plaza Mayor y él, personalmente, la repartía a fin de ganar el aprecio de sus súbditos.

En la Edad Media, los priores y abades eran los primeros adeptos a la sopa. Una crónica del siglo XII nos dice que los priores se hacían servir 5 y 6 sopas distintas diariamente y en un concilio se discutió sobre tan interesante tema.
En el siglo XVI el Rey Enrique IV de Francia solía decir que su anhelo era que todos los franceses pudieran echar los domingos una gallina a la olla.

Luis XIII saboreaba diariamente dos grandes platos de sopas. Esto estimuló a los cocineros de esa época; Francoise de la Varenne creó 300 fórmulas diversas y Pierre David nos ha dejado 200 recetas de variadas sopas.

En el siglo pasado, el gran maestro de cocina Antonio Careme actualizó las viejas fórmulas y nos dejó las bases de las recetas que aún hoy en día se sirven en los restaurantes más afamados del mundo entero.
Volviendo a los ojos de España, país que tendría tanta influencia en el Nuevo Continente, vemos que tiene también una rica historia culinaria en lo que a sopas se refiere.

En el refectorio de la Catedral de Nérida, se pueden ver unas pinturas murales de siglo XIV que representaban a mendigos y peregrinos que disfrutan de la generosidad de los árabes y aparecen en actitud de sorber su escudilla de sopa.Pero la sopa no era sólo un alimento de pobres y menesterosos, sino un comienzo obligado de toda buena comida, requisito indispensable de una mesa abastecida, sin excluir a los monarcas y a los grandes señores.

Montiño, el gran cocinero español del siglo XVII, nos ha dejado en sus libros muchas y variadas recetas de sopas con las que halagaba el paladar del Rey Felipe III.
Entre las sopas palaciegas y conceptuales se puede apreciar una gran variedad de fórmulas, ya que cada comarca poseía una variedad característica. Posteriormente la cocina española se uniría a la americana, dando lugar así a nuevas y exquisitas variedades de sopas.

La sopa en la vida moderna
Dando el lugar importante que la sopa ocupa en la mesa familiar, su preparación ha sido y será tarea importante en el hogar.Antes, las amas de casa dedicaban largas horas a su preparación, pelaban verduras, limpiaban y cocinaban la carne, espumaban el caldo y lo vigilaban atentamente. Actualmente preparan sopas variadas y deliciosas en pocos minutos.

La papa - Uno de los descubrimientos de los conquistadores españoles

En Perú los primeros conquistadores españoles descubrieron que los Incas cultivaban para su alimento una extraña planta cuyo fruto crecía bajo la tierra: era la papa.

La papa llegó a España hacia 1550 y desde allí se extendió por toda Europa durante el siglo XVI.
En 1750 la papa era ya considerada como un artículo de primera necesidad en todo el continente europeo y una de las cosechas más importantes de aquel entonces.
Francia fue el país europeo que más se resistió a aceptarla por desconfiar de ella como alimento. Sin embargo, ésta contó con numerosos defensores, entre los que se encontraba un agrónomo francés, Antonio Agustín Parmentier.

Contrariamente a la creencia general, Parmentier no fue el descubridor de la papa y tampoco el que la introdujo en Francia. Pero desplegó una ciencia, una paciencia, un ingenio prodigioso para darla a conocer y difundir su empleo, todo dentro del mayor y total desinterés.
Entre las estratagemas que utilizó para lograr su expansión y la aceptación de este tubérculo, es reconocida la que habla de un campo de papas que cultivaba en la misma París y que hacía custodiar fuertemente sólo durante el día, para así incitar a la gente a robar plantas por la noche y luego plantarlas en sus propios terrenos.

En la actualidad, la papa ocupa un lugar sustancial en la economía de los países y constituye el alimento básico de muchos de ellos.
El Puré de Papas - Elaboración
Las papas seleccionadas por Maggi se lavan en abundante agua y se pelan mecánicamente. Las máquinas destinadas a esta operación consiguen un pelado finísimo, conservando así los componentes de mayor poder nutritivo que se hallan muy cerca de la piel. Es decir, que las papas Maggi conservan sus vitaminas al máximo.

Una vez limpias y peladas, las papas son cocidas al vapor - no en agua - en modernas instalaciones. Al cocer de esta manera las papas no se deshacen, con lo que mantiene intactos sus principios minerales.
Las papas cocidas se pasan por un triturador de legumbres.
El puré así obtenido pasa a un equipo de secado - el más importante del proceso - que elimina el agua por evaporación sin destruir las células de la papa.
El copo ligero que se obtiene conserva el valor nutritivo de las papas.